domingo, 6 de junio de 2010

¿Qué dejó el Bicentenario?


Si bien pasaron un par de semanas desde que en Argentina festejamos los 200 años de la Revolución de Mayo, no quería dejar de escribir algunas lineas al respecto.
En primer lugar, varios meses previos al megaevento sentí sentimientos encontrados al respecto. Se invirtió mucho tiempo y dinero para planear y ejecutar el festejo, que claramente se podría haber invertido en cuestiones de fondo que afectan a nuestro país. Pero los días previos al inicio de la Semana de Mayo, sentí ganas de ir. Surgió la curiosidad. Vi lo se había pautado para el festejo y me sentí atraído. Finalmente terminé yendo y no me sentí defraudado...
Vi un espectáculo muy bien planeado. Desde el día en que se inauguró hasta que cerró, se notó la calidad del evento, desde la organización, ejecución hasta obviamente el contenido que le dio forma.

En segundo lugar, estoy casi 100% conforme con cómo se llevó adelante este evento desde el lado del Gobierno Nacional. Durante casi todo el transcurso del festejo, se vivió un clima apolítico y muy nacionalista. Se vio a la gente contenta, disfrutando, aprendiendo, aplaudiendo; vi muchas familias, muchos chicos... eso es importante. No hubo mensajes políticos salvo por un momento, el último día, en el que se la vio a Cristina con un sombrero que anunciaba la candidatura de su marido para las elecciones del 2011. Algunos dicen que no sabía, otros dicen que si. La realidad es que no tendría que haber pasado y eso, dejó un leve sabor amargo a semejante festejo.

Como tercer punto, un poco ligado al anterior, quiero criticar las peleas que hubo en torno a la reapertura del Teatro Colón. Me pareció una chiquilinada que la Presidente faltase a un suceso tan importante como ese. El Teatro es de todos nosotros y es un estandarte de nuestra cultura. No debería ser usado como palanca política sino que debería haber sido un "cese al fuego" dentro de tanta alegría que se estaba viviendo.

Como cuarto punto y conclusión final, me sorprendió la convocatoria que tuvo la fiesta del Bicentenario. Sin mensajes políticos, sin choripanes ni coca, sin colectivos ni banderas, la gente salió solita a las calles a festejar, a disfrutar de los shows, a visitar los stands, a aprender, a relacionarse. Eso demuestra que a la gente si le das cosas de calidad, si los querés educar, todos respondemos. Es una estupidez pensar que un pueblo ignorante es más fácil de manejar. A la larga te juega en contra. En cambio la transparencia y la educación, el ir de frente con verdad tiene un efecto muy grande en las personas, que se contagia rápidamente entre todos.

Por lo tanto, felices 200 años a los que quisieron cambiar el destino de un virreinato allá por el 1810. Y felices 27 años de Democracia ininterrumpida. A brindar por una nación en paz, con educación, trabajo e igualdad.


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