sábado, 13 de febrero de 2010

¿Qué Camino Tomar?

Hay un mundo que me llama la atención desde la adolescencia, y es la política. Está claro que a lo largo de los años que vengo escribiendo en este blog, la mayoría de los temas abordados se refieren a la situación política y económica de mi país, La República Argentina.

Aun así, siempre existió una dicotomía muy grande. Por un lado es un mundo que me fascina y atrapa casi románticamente. Pensar en hacer lo mejor posible para el bienestar general. Ser honesto y consecuente con los valores que me enseñaron desde chico. Ayudar a construir una sociedad más igualitaria, con responsabilidad, dedicación y honradez. Educar. Dar trabajo. Cuidar la salud. Es decir, fortalecer las bases que hacen de una Nación grande y admirable.

Por otro lado está la realidad que estudié en los libros de historia y la que veo desde esa misma época en la que me empecé a fijar en la política. Un ambiente turbio, gris; de negociados, de tranzas -como le llamamos en Argentina-; sin la famosa meritocracia de Weber y por el contrario, repleto de amiguismo. Corrupción. Robo. Mafias. Malversación de fondos públicos. Destrucción de los sistemas educativos y de salud. O sea, ¡todo lo contrario a lo que debería ser!

Para encontrar las razones a tanta irracionalidad habría que ponerse a hablar sobre los cimientos mismos de este país, de los españoles que vinieron a estas tierras a matar y robar, de los criollos que continuaron esa tradición, que negociaron con los ingleses para que luego nos clavasen un puñal por la espalda, de la repartición desigual de las tierras, de los conflictos con los países de latinoamérica, de la soberbia, de la burguesía poco nacionalista y vende patria, de la oligarquía que golpeaba las puertas de los cuarteles militares, de un pueblo fácilmente engañable con discursos irreales de "estamos ganando la guerra", etc.. En resumen, una historia de corrupción y nacionalismo endeble. Tuvimos oportunidades para cambiar el curso de los hechos, pero las desperdiciamos.

Otros países intentan cambiar y lo logran a base de esfuerzo y perseverancia, con acuerdos nacionales entre derecha e izquierda. Chile es un claro ejemplo. Uruguay también lo es. Brasil se suma a la lista. No es casualidad que los ciudadanos de estos países sean fervientes defensores de sus tierras e instituciones. Acá el argentino promedio de clase media o media alta se quiere ir del país... y razones no le faltan.

Leyendo el diario El País, me pude enterar que encarcelaron al Gobernador del Estado de Brasilia por corrupción. Y todo ésto a días de cumplirse los 50 años de fundación de dicho Estado. Fabuloso. Impensable y utópico para un argentino. El Presidente Lula manifestó su sorpresa, decepción y aun así pidió que no se mostraran fotos del Gobernador siendo detenido o encarcelado, para así cuidar la imagen de las instituciones. Pero el mensaje es claro: robás y pagás las consecuencias.

Acá mientras debatimos sobre el fondo para el Bicentenario mientras hay millones de personas por debajo de la línea de la pobreza. En el país de los alimentos mueren chicos por inanición. Criamos miles y miles de niños desnutridos y sin acceso a un techo o a una educación digna. Fomentamos el plan "no trabajar" en vez de crear puestos de trabajo reales. El nivel de educación de la nueva generación es cada vez peor, y lo veo a diario al interactuar con personas que no tuvieron la misma suerte que yo, de ir a un colegio privado en el primario y a una de las mejores escuelas públicas del país -que hoy corre la misma suerte que cualquier dependencia pública, dejadez y corrupción.

Algunos dirán "hay que irse". Otros que "si no se mete gente honesta en la política, la cosa nunca va a cambiar". Algunos dicen que "las cosas hoy están mucho mejor que hace 10 años" mientras que otros comienzan suspicazmente a tirar comentarios tales como "acá tienen que venir de nuevo los militares, para poner las cosas en orden y sacar a todos estos corruptos del gobierno de una vez por todas". Muchas lecturas de lo que nos pasa y pensamos los argentinos en este joven 2010.

Ni quiero militares, ni creo que las cosas estén mejor que hace 10 años. Irse... es tentador. Gente honesta en la política... me puedo poner poético y decir "es imposible que una pequeña llama ilumine lo suficiente dentro de tanta oscuridad". Cuando son varias las llamas, ahí cambia un poco el panorama. El problema es que el ciudadano honesto no está preparado para enfrentarse a mafias armadas, con poder económico y con capacidad de movilizar a miles de personas, que pueden "apretarte" para sacarte del camino.

La política y el poder son aparatos geniales... pero tentadores. Alguna vez me gustó escuchar a la Senadora Cristina Fernández de Kirchner. Hoy no me agrada escucharla en su rol de Presidente. Cambió. El poder la afectó... o su marido... o vaya uno a saber qué pasó.

¿Podremos madurar como sociedad y comenzar a construir un país serio? Hay ejemplos por todos lados: Irlanda, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Uruguay, Colombia, Brasil, Chile. No doy ejemplos como Francia o Alemania porque son sociedades mucho más avanzadas que las nuestras. Están a años luz. Pero podemos aspirar a primero convertirnos en un país coherente, con un rumbo definido y no ciclotímico.

El día que se termine la corrupción alevosa que reina en este maldito país va a ser el día en el que comencemos a crecer como Nación y como Sociedad. Pero el cambio tiene que surgir desde adentro. Desde todos los ciudadanos. Los gobiernos son un reflejo de la sociedad que los vota. Tenemos lo que elegimos. ¿Y si cambiamos? Que lindo sería....