Esta semana nos encuentra hablando sobre otro escándalo que mancha la reputación (son las primeras... 6 letras de esa palabra) de nuestra presidenta electa y su marido, ex-marido, ex-presidente o como queramos llamarlo.
Honestamente me asombra conocer los patrimonios de nuestros políticos y cómo los mismos dan un cambio drástico una vez que acceden al bancas legislativas o ejecutivas (no quiero meter a todos en la misma bolsa ya que hay gente honesta y confiable). Yo estudio y me mato trabajando mientras que nuestros políticos se enriquecen turbiamente (tampoco quiero decir ilícitamente cuando "no hay" pruebas) y ni siquiera se esfuerzan por hacer bien su trabajo.
Espero que salga algo de esta investigación y que no quede como otra causa de las tantas que quedan cajoneadas en los archivos de nuestro Poder Judicial. Me gustaría ver una Justicia independiente que llegue a conclusiones objetivas y reales. Estoy seguro de que no va a pasar nada, pero igual mantengo una pequeña ilusión.
Fuente
Nota Diario La Nación 21/01/2008
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