Pasó un mes desde el último post que publiqué en el blog. Esta vez no por sobrecarga de trabajo o por tener que estudiar para exámenes finales sino porque una sensación de resignación se apoderó de mi. Cada tanto paso por etapas como ésta en las que dejo de creer en que algunos cambios son posibles; en las que creo que todo el esfuerzo que uno pone para hacer las cosas bien es en vano. Si nos ponemos a pensar objetivamente, vivimos en un país en el que desde el Virreinato del Río de la Plata ya predominaban la corrupción, el contrabando y las mafias. Por lo tanto me siento como un pez luchando contra la corriente... y sentirse así termina siendo muy desgastante a nivel físico, emocional e intelectual.
Hace una semana camino al trabajo pensaba en ésto mismo y me preguntaba, si este es un blog en el que esencialmente hablo de política y hoy la situación es tal que ni me motiva a hacer un mínimo análisis sobre la realidad, ¿sobre qué puedo hablar? Por suerte la respuesta se me ocurrió bastante rápido. Hace un par de semanas empecé a leer el libro "Los Valores y Las Virtudes" de Jaime Barylko y debo admitir que me atrapó mucho el contenido.
Desde un enfoque filosófico el autor nos propone a los lectores hacer un análisis de la realidad que vivimos hoy en este Siglo XXI, entender qué es lo que el hombre moderno persigue, cuestionar estos paradigmas que pesan sobre nosotros y proponer una nueva manera de encarar nuestra vida cotidiana, más sana para la mente, el cuerpo y el alma.
Así arranca el libro: Somos composiciones sumamente complejas de egoísmo, vanidad, deseo de éxito, amor, envidia, generosidad, sacrificio.
La vida -esa que nosotros vivimos- es una carrera. Detente y súbete a alguna nube y contempla tu existencia. A veces yo practico este ejercicio: me voy a un edificio de esos altos, muy altos, que hay cerca de Retiro y entro y tomo el ascensor hasta el último piso. Me bajo y busco una ventana y desde ahí miro abajo. Los autos, chiquitos; los hombres, las mujeres, chiquitos. Van y vienen. ¿A dónde van, de dónde vienen? [...] Una carrera sucede más abajo. La carrera de la vida. Una carrera es una competencia. ¿Contra quién? ¿Con qué finalidad? Éxito, éxito...
Soy el auriga -como explica Platón- de un carro conducido por varios corceles que tiran en distintas direcciones: pasiones, deseos... El corcel del éxito es el que más empuje tiene y arrastra el carro, contra viento y marea. [...] sin embargo, el éxito no nos hace felices. Produce estrés. Y el estrés reclama pastillitas contra el estrés.
No, el éxito no es el valor supremo. Satisface momentáneamente pero la avidez lo caracteriza. Todo cuanto le des será poco; más tiene, más quiere. Ansiedad, angustia, soledad.
En la carrera estás solo, solo contra todos. Y luego, cuando se descansa, uno se mira en el espejo y se pregunta: ¿Para qué estoy?
Y alguien desde las entrañas, con risa mefistofélica, responde: "Para que sepas qué contestar cuando te pregunten a quién le ganaste" - Los valores y las virtudes, Jaime Barylko, Grupo Editorial Planeta, 2002.
Nuestros políticos, jefes, gerentes, amigos, compañeros, familiares, nosotros, deberíamos aprender un poco sobre valores y virtudes. Es la base de todo. Tal vez así podamos empezar a cambiar las cosas en este mundo.
Soy el auriga -como explica Platón- de un carro conducido por varios corceles que tiran en distintas direcciones: pasiones, deseos... El corcel del éxito es el que más empuje tiene y arrastra el carro, contra viento y marea. [...] sin embargo, el éxito no nos hace felices. Produce estrés. Y el estrés reclama pastillitas contra el estrés.
No, el éxito no es el valor supremo. Satisface momentáneamente pero la avidez lo caracteriza. Todo cuanto le des será poco; más tiene, más quiere. Ansiedad, angustia, soledad.
En la carrera estás solo, solo contra todos. Y luego, cuando se descansa, uno se mira en el espejo y se pregunta: ¿Para qué estoy?
Y alguien desde las entrañas, con risa mefistofélica, responde: "Para que sepas qué contestar cuando te pregunten a quién le ganaste" - Los valores y las virtudes, Jaime Barylko, Grupo Editorial Planeta, 2002.
Nuestros políticos, jefes, gerentes, amigos, compañeros, familiares, nosotros, deberíamos aprender un poco sobre valores y virtudes. Es la base de todo. Tal vez así podamos empezar a cambiar las cosas en este mundo.
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