A una semana de que se levantara el paro del campo y que el Gobierno anunciara medidas para "proteger" a los pequeños y medianos productores se podría decir que la situación ha vuelto a la normalidad.
Esto no significa que hoy estamos como a principio de mes. El panorama ha cambiado muchísimo. Hoy el sector agrícola se ve fortalecido después de las negociaciones y estoy seguro que no va a ser la última vez que el campo se siente con representantes del Gobierno para tratar sus problemas y buscar soluciones o respuestas del Ejecutivo. Asimismo este repudio a la política de Kristina ha generado una gran movilización en la juventud, no solo participando de manifestaciones sino agrupándose y proponiendo ideas.
Hay un antes y un después en el país. El quiebre lo marcó esta huelga. Y la magnitud radica en la movilización de la sociedad, que se extendió por todo el país. La intrusión de D'Elía en Plaza de Mayo y su alianza con el Poder Político Peronista ayudó mucho a generar ese sentimiento de asqueo y repulsión en la gente y a querer eliminar esas alianzas de la escena política argentina de una vez por todas. El Gobierno no se si se da cuenta de la dimensión que esto le va a significar. La Sociedad ya no tolera el patoteo, ni el físico ni el verbal ni el político o gremial.
La única manera de cambiar al país para bien es participar, involucrarse, dedicarse plenamente al cambio desde uno mismo, siendo uno mismo ejemplo a seguir y motivando al resto a tomar actitudes similares. Se puede torcer el rumbo del país, pero requiere de mucho esfuerzo y dedicación.
Argentinos, ¿aceptan el desafío?
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